Un Amor Eterno: Doña Anita Castillo Visita la Tumba de su Hijo en el Día de Muertos
Su hijo Raymundo falleció en 1965, hoy 59 años después lo sigue extrañando y queriendo como desde el día en que nació.
por: Roberto Ortiz
Monclova. El amor de madre trasciende la vida y la muerte, y Doña Anita Castillo Estrada, de 88 años, lo demostró al acudir al panteón Guadalupe para visitar a su hijo Raymundo, quien partió de este mundo en 1965, a la corta edad de 10 años. La visita anual es su tradición.
Raymundo Coronado Castillo, su pequeño, falleció cuando cursaba el cuarto año en la escuela Cuauhtémoc de la colonia Obrera. Doña Anita recuerda que, de manera inesperada, Raymundo comenzó a sentir dolores en sus brazos y en todo su cuerpo. La preocupación la llevó a buscar atención médica para su hijo.
“Lo llevé a consultar, y me lo mandaron a Monterrey. Allá estuvimos diez días; le hicieron estudios, pero nunca me dijeron qué tenía,” relató Doña Anita. El recuerdo de aquel día es claro: “Un doctor salió y solo me dijo que mi niño había fallecido.” Un dolor que aún permanece.
A pesar de tener ocho hijos más, Doña Anita no ha dejado de visitar la tumba de Raymundo cada año, y aunque el tiempo ha pasado, la ausencia de su hijo sigue presente en su vida. “Hoy siento que podría ser la última vez. Ya estoy cansada, pero si Dios me permite, seguiré viniendo.”
Frente a la tumba de su hijo, Doña Anita expresó sus sentimientos: “Aunque físicamente no esté conmigo, le digo que me espere, que ya falta poco para encontrarnos y abrazarnos.” Este Día de Muertos, como cada año, Doña Anita honra el recuerdo de su pequeño Raymundo, su eterno amor.

