Estado

Tres feminicidios en menos de un mes estremecen a Coahuila: la violencia machista cobra vidas y deja heridas profundas

En menos de 30 días, Coahuila ha sido sacudido por tres feminicidios que comparten un mismo y doloroso hilo conductor: hombres que agredieron y asesinaron a mujeres, muchas veces con quienes compartían vínculos íntimos, y que posteriormente decidieron quitarse la vida. Las escenas han dejado a comunidades enteras marcadas por el dolor, la rabia y la impotencia.

El caso que encendió las alarmas fue el de Leticia Martínez, ocurrido el pasado 23 de mayo en Monclova. Leticia acompañaba a su madre afuera del Banco del Bienestar cuando Cirilo de la Cruz Rangel, su expareja, la atacó con un arma blanca. La asesinó a plena luz del día, en la vía pública, frente a testigos. Después, se suicidó. Un crimen que rompió la tranquilidad de la ciudad y encendió una exigencia de justicia que aún resuena.

Poco después, el 8 de junio, otra tragedia desgarró la Región Carbonífera. Una niña de apenas 12 años, apasionada por el boxeo, fue reportada como desaparecida en San Juan de Sabinas. Días más tarde, su cuerpo fue hallado sin vida en un lote baldío. La Fiscalía identificó y detuvo a un hombre como presunto responsable: Luis “N”. El horror del feminicidio infantil sacudió los cimientos de la comunidad.

Ayer, jueves 19 de junio, la violencia volvió a golpear, ahora en Ciudad Frontera. Daniela Maldonado fue asesinada brutalmente por su pareja sentimental, Gilberto Castro, dentro de su domicilio en el Fraccionamiento Las Palmas. Luego del crimen, Gilberto huyó hasta el ejido 8 de Enero, donde se quitó la vida. El caso provocó una oleada de conmoción y rabia en redes sociales y medios locales.

En los tres casos, el patrón se repite con una crudeza que estremece: agresores hombres, relaciones de cercanía con las víctimas, ataques brutales, y una posterior evasión de la justicia mediante el suicidio. Las preguntas que quedan flotando son muchas: ¿cuántas más?, ¿hasta cuándo?, ¿qué falló?

La sociedad coahuilense clama por respuestas, pero sobre todo por acciones concretas. No basta con lamentar. Es momento de frenar la violencia feminicida que se repite con impunidad, y de construir entornos donde las mujeres puedan vivir sin miedo. Porque cada una de estas víctimas tenía una historia, una vida, una esperanza. Y les fue arrebatada.

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