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Ganaderos de Coahuila se aferran a la esperanza: reapertura de frontera y lluvias traen aliento al sector

Monclova, Coah.— Con la mirada puesta en el 18 de agosto, los ganaderos del norte de Coahuila esperan con ansias el cumplimiento de la promesa de reapertura de la frontera con Estados Unidos para la exportación de becerros. Arturo Valdez, empresario del ramo ganadero, reconoce que si bien gran parte del ganado del ciclo anterior ya fue vendido, lo importante es que la frontera esté abierta para el nuevo periodo de exportación que comienza en septiembre.

“Es una buena noticia para nosotros. Ojalá que la frontera se mantenga abierta cuando tengamos listos nuestros becerros”, compartió Valdez, quien también celebró las recientes lluvias que han traído esperanza al campo. Aunque reconoce que no ha llovido parejo, insiste en que “cualquier gota de agua es vida para el ganadero”.

En medio de un entorno lleno de incertidumbre por la plaga del gusano barrenador en el sur del país —que fue la causa del cierre fronterizo—, Valdez lanza un llamado al gobierno federal: “No debe bajar la guardia. Se necesita reforzar las medidas contra el gusano para evitar que nos vuelvan a cerrar”.

La exportación hacia Estados Unidos, explica, es el mercado natural para los productores del norte del país. “Allá obtenemos el doble del valor por kilo. Mientras aquí se paga a 80 pesos, allá se paga a 160. No es una pérdida lo que tuvimos, pero sí dejamos de ganar la mitad”, lamentó.

De acuerdo con sus cálculos, por cada becerro de 200 kilos, el productor perdió hasta 15 mil pesos de ingresos. “Esa lana ya no circula en el rancho, ni en el municipio, ni en el estado. Y cuando no circula el dinero, todo se resiente: la economía se siente floja”.

El golpe ha sido doble para el campo: sin exportaciones y con meses de sequía, muchos ganaderos no han podido invertir en mejorar sus ranchos, abrir bordos, sembrar pasto o reparar sus cercas. “Necesitamos esa entrada extra que siempre nos dejaba la exportación. Sin ella, apenas sobrevivimos”.

Este 3 de julio, además, comenzó la canícula, un periodo de 40 días de intenso calor y, usualmente, de escasas lluvias. Sin embargo, los ganaderos miran con esperanza al cielo: “Dicen los viejos que si entra con agua, sale con agua. Y ahora entró con agua. Ojalá tengan razón y este año no nos falte la lluvia”.

Valdez concluyó con una reflexión que mezcla realidad y fe: “Cuando llueve, el ganadero se alienta. No importa si la frontera está cerrada, lo demás lo sorteamos. Pero si no hay agua y además no podemos exportar… entonces sí, se pone muy difícil”.

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