INVERSIONISTAS
¡Ay, Monclova! Mi querida, oxidada y siempre dramática ciudad. Uno quisiera amanecer con buenas noticias, de esas que levantan el ánimo, pero aquí la realidad es más terca que un burócrata pidiendo pruebas de vida.
El miércoles abrió con un hilito de esperanza: ¡Llegaron los primeros inversionistas ¿Serán reales o pura pantalla? a Altos Hornos de México (AHMSA)!. Sí, en camionetas blancas, vistas en el “punto cero”, generando optimismo entre los obreros que aún vigilan la planta. ¡Una bocanada de aire fresco!.
Pero claro, la tragedia coahuilense siempre tiene una segunda acta. La euforia dura lo que tarda el síndico Víctor Manuel Aguilera en acordarse de sus deberes. Ya veo a la jueza Ruth Haggi dando la orden divina: “Señor síndico, para garantizar la transparencia de este complejo proceso concursal, usted debe informar todo, absolutamente todo, a través de las modernas redes sociales: Facebook, X e Instagram”.
Y aquí estamos. Los inversionistas llegaron, la esperanza se encendió, pero el síndico parece estar tan metido en el proceso que no le ha dado tiempo de abrir un reels o de mandar un tweet. La transparencia, al parecer, se quedó atorada en el spam de la burocracia judicial. Es una lástima, porque el sector obrero exige más que palabras.
DECEPCIONADOS
Mientras tanto, la realidad más cruda golpea a los de siempre: los ex obreros de AHMSA. Ellos se congregan cada miércoles en la plaza de Monclova para recordar que la famosa Cuarta Transformación (4T), ese gobierno que se autoproclama pueblo, olvidó por completo al norte industrial.
José Luis Morales, el representante de este grupo, nos recuerda que la indignación es mayúscula. No solo llevan tres años sin un solo pago, sino que se enteran de los altos salarios que cobran quienes trabajan con el juez y el síndico, en plena quiebra. ¡Es una incongruencia descarada!. Dicen, con razón, que si las leyes se cumplieran, ya estarían pensionados, pero sus demandas caen en “oídos sordos”. Ocho años de promesas incumplidas, que vienen desde el expresidente López Obrador y siguen con el actual gobierno, y ni una sola obra relevante por estos lares; todo se va al sur. La 4T, pues, resultó ser más bien la 4T-ragiversación del apoyo.
ABRAHAM PARECE MP
Si el abandono del gobierno federal es un arte, la simulación en Frontera es una obra maestra.
Me refiero al penoso caso de bullying en la escuela Margarita Maza de Juárez, donde Dominic “N” fue agredido. Padres indignados se plantaron frente al portón, pues aseguran que la violencia escolar es constante y el director del plantel ha sido “omiso” ante denuncias previas.
Pero aquí viene la joya de la corona educativa: Abraham Segundo González, Director de Servicios Educativos en la Región Centro. El señor Segundo no solo dijo que no existen “pruebas claras” de la supuesta agresión, sino que la investigación interna no identificó agresores y el caso se sostiene únicamente en la palabra del menor.
¡Ah, caray! Abraham Segundo González ya se parece al Ministerio Público. Parece que con la denuncia, espera que los padres de familia traigan consigo el expediente completo: pruebas periciales, testigos juramentados y tal vez un acta notariada del golpe.
¡Qué comodidad! ¿Acaso no es su trabajo, como autoridad educativa, realizar la investigación a fondo?. Los padres, con toda razón, replicaron: “¿Cómo que no hay pruebas? ¿Acaso un niño inventaría haber sido golpeado?”. La falta de credibilidad hacia la víctima menor es la muestra más clara del desinterés por proteger a los alumnos. Que no se preocupe el señor Segundo; si sigue así, pronto tendrá a la comunidad escolar en estampida, huyendo de las escuelas que son un campo de batalla en lugar de un lugar para aprender.
PRIMERO MIJO
Y para cerrar este circo de la moral rota, nos trasladamos a los campos de fútbol amateur de Monclova, donde el deporte se practica bajo la sombra del apellido.
La final de Segunda Fuerza terminó en un escándalo de violencia y, previsiblemente, de nepotismo. ¿El protagonista? Rey Carmona, el presidente de la Liga Municipal de Fútbol, acusado de encubrir a su vástago.
Tras la agresión a un árbitro, David García, el agraviado, señaló de manera contundente que los responsables eran jugadores del Atlético Miravalle, el equipo donde milita el hijo del presidente: Alex Carmona.
¿Y qué hizo Rey Carmona? Lo que cualquier padre en una posición de poder estructuralmente corrupta: protegió a su hijo y castigó a otros, como al Atlético Otilio Montaño, a quienes sancionó injustamente y sin pruebas claras. Es “evidente que el presidente está más preocupado por su familia que por la justicia deportiva”.
El fútbol amateur local está manchado y la imagen de la competencia está en duda, probando que los problemas estructurales (falta de ética y vigilancia) no solo existen en las esferas altas del poder, sino también en el césped maltratado de Monclova.
La pregunta final que queda en el aire, ya sea en la acerera, la escuela o el campo de juego, es la misma: ¿seguirá esta región bajo la sombra del desdén y el nepotismo, o algún día aceptaremos la responsabilidad de la justicia y la transparencia?