Bajo el sol ardiente, madre migrante y sus tres hijos hacen una pausa en Monclova rumbo a Estados Unidos
Con los pies hinchados por el calor y el alma sostenida por la esperanza, Jerica Mina Barberán, originaria de Ecuador, atraviesa el norte de Coahuila acompañada de sus tres hijos pequeños. Su meta es llegar a Estados Unidos, pero por ahora, Monclova es un respiro momentáneo.
Kenneth, de 10 años, Zadiel, de 7, y Emir, de apenas un año y medio, recorren a pie junto a su madre largas distancias bajo temperaturas que superan los 43 grados centígrados. La noche del miércoles encontraron cobijo en el albergue temporal de Protección Civil y Bomberos de Monclova.
“Es mucho el calor y no se puede soportar”, expresó Jerica con evidente agotamiento. Desde su paso por Castaños hasta Monclova, el sol ha sido un enemigo constante. Las condiciones son especialmente duras para Emir, el más pequeño, que apenas camina y resiste los tramos en brazos.
El director de Protección Civil y comandante de Bomberos, Pedro Alvarado, informó que la familia fue atendida con lo necesario para descansar y rehidratarse. Luego, fueron trasladados a la parroquia del Verbo Encarnado en Frontera, donde se espera que puedan organizarse antes de retomar su camino.
Aunque su intención es continuar hacia Piedras Negras, Jerica planea quedarse algunos días más en la región para reponerse del trayecto. Como ella, muchas madres migrantes enfrentan desafíos extremos, cargando con la responsabilidad de cuidar a sus hijos mientras buscan un futuro más digno.
La comunidad y las autoridades han ofrecido ayuda, pero el drama humano detrás de cada historia migrante sigue mostrando su crudeza. El calor sofocante, la incertidumbre del camino y la fragilidad de la infancia hacen de este viaje algo más que geográfico: es un acto diario de supervivencia.
La mirada de Jerica refleja determinación, pero también cansancio. Mientras Kenneth cuida de sus hermanos, y Zadiel sonríe tímidamente a los voluntarios que los ayudan, la esperanza se vuelve la mochila más pesada. Avanzan lento, pero firmes, porque aún creen que otro destino es posible.
