Opinión

Cinismo, gastos y largas jurídicas

Mírenlos, mírenlos bien. Mientras miles de familias de Altos Hornos de México (AHMSA) se retuercen en la miseria, sin un solo centavo de pago y con la incertidumbre económica carcomiéndoles el alma, la cúpula dorada de exdirectivos no solo vive tranquila, sino que se da el lujo de pavonearse ante la desgracia. La fotografía de Enrique Rivera, alias “El Gato”, exdirector de Relaciones Laborales, captado de compras en Eagle Pass, Texas, es la gota que derramó el vaso de la furia. Ervey Valenzuela obrero disidente lo dijo sin tapujos y hasta recalcó: “Se robaron todo y andan sin pendientes ni preocupaciones”. Traidores, corruptos, parásitos. Mientras ellos están “enriquecidos por todo lo que se robaron en AHMSA”, nosotros, la base trabajadora, seguimos sufriendo. ¡La imagen de la impunidad en un carrito de supermercado gringo!

Y, claro, la justicia sigue su lento y burocrático vals. En cuanto a los avances concursales de AHMSA, solo tenemos el consuelo de leer comunicados con “versiones simplificadas” que nadie entiende, emitidos por orden de la jueza Ruth Haggi Huerta García. Nos informan que hay una excelsa coordinación entre el Juzgado y la Procuraduría Federal de la Defensa del Trabajo (PROFEDET) para “revisar los listados laborales”. ¡Qué eficiencia! Llevamos meses y la meta es solo “establecer un parámetro” para que la autoridad judicial tome una “decisión jurídica correspondiente” con miras al eventual pago ordenado a los trabajadores. Más papeles, más revisiones, más espera.

Por si fuera poco el teatro de AHMSA, el síndico, Víctor Manuel Aguilera Gómez, ahora tiene ocho días para pronunciarse “de manera pormenorizada” sobre las diversas manifestaciones recibidas, dado que ya feneció el plazo para las declaraciones sobre la propuesta de venta y el avalúo de los activos. La única constante es el tiempo que corre, el sufrimiento que se acumula, y la desesperante lentitud de la “justicia”.

En medio de este circo concursal, tenemos la Apelación formalizada contra otro exdirector que se salvó temporalmente: Luis Zamudio Miechelsen. La Afianzadora Afirme dio un paso definitivo al interponer, este lunes 20 de octubre, el recurso contra la decisión judicial de no vincularlo a proceso. ¿El cargo? Abuso de confianza por la pérdida (léase, robo) de 9 toneladas y 415 kilogramos de estaño metálico grado A, valuado en la bicoca de $9,790,000.00 pesos. Afirme, que es a la que le toca pagar, insiste en que Zamudio, quien firmó un contrato en 2017, incumplió su rol de “bodeguero” responsable del resguardo del material. ¡Una vez más, el dinero se esfuma y los presuntos responsables caminan libres hasta que una instancia revisora decida lo contrario!.

Pero el cinismo no conoce límites ni sector. Hablemos de otro personaje que nos ilustra perfectamente cómo opera el fuero protector. Me refiero a un acusado de abuso de confianza que desvió millones, un caso que lleva activo desde marzo de 2019. Se trata del exlíder de la CMIC, cuyo caso está en el limbo judicial gracias a un amparo federal que mantiene suspendida la ejecución de su sentencia.

Y aquí viene el golpe bajo, la cachetada de la impunidad: el acusado, al que identificamos como Ricardo Gutiérrez , anda muy quitado de la pena. ¡Claro, el amparo da tranquilidad! Se le vio varios días en la zona VIP de la Feria de Monclova, derrochando esa tranquilidad que otros sufren. Pero no solo eso, con la misma calma que le otorga su escudo legal, se fue a correr la carrera 21 K, dándose el gusto, el descaro supremo, de que le dieran hasta un masaje para calmar sus “nervios” post-carrera.

¿Nervios? Los nervios los tienen los trabajadores de AHMSA que no saben si comerán mañana. Los “nervios” de este señor son los de quien sabe que la justicia está en pausa. Si la sentencia se ejecuta —es decir, si le niegan el amparo—, deberá pagar más de 3.8 millones de pesos (cifra de hace meses, más intereses y costas que siguen corriendo) y enfrentar una orden de aprehensión inmediata. Pero mientras ese día llega, él se relaja en la zona VIP o con un masaje en la 21 k. La única vía para evitar la cárcel, como lo señalan, sería pagar todo el monto y lograr un “perdón del demandante”. ¡Un “perdón”!

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