Claman justicia para Hilda Natalia: acusan corrupción y favoritismo en caso de robo
Familiares de Hilda Natalia, camarista detenida en Piedras Negras, denuncian irregularidades graves en su proceso judicial; exigen que el caso sea atraído por autoridades federales y rechazan el actuar del juez Oscar Cadena.
Este 3 de agosto, familiares y amigos de Hilda Natalia volvieron a alzar la voz. La joven camarista sigue recluida en el penal de Piedras Negras, acusada de un presunto robo millonario en un hotel. Su entorno insiste: es inocente, y el proceso ha sido una muestra clara de corrupción y favoritismo.
Laa historia ha causado indignación. Natalia es acusada de robar 1.5 millones de pesos de un total de 6.5 millones que supuestamente el denunciante perdió tras una fiesta. Pero la familia considera la historia irreal: “¿quién deja millones en una camioneta?”, cuestionan con rabia y desconcierto.
Miguel esposo de Natalia, Luis Antonio Peña junto con su madre Rosa María Carlos y su cuñada María Esterasí como el resto de su familia han denunciado graves fallas en el proceso. No hay prueba de que el dinero existiera. Nadie vio la maleta. Ninguna cámara muestra su contenido. Y el denunciante ni siquiera reportó el dinero al hotel.



El hombre que acusa a Natalia tiene un historial de fraude en Saltillo. Aun así, la fiscalía actuó de inmediato por su denuncia. “Cuando nos robaron a nosotros, nos pidieron facturas, aquí solo bastó su palabra”, denuncian. Cuestionan por qué no usó la caja fuerte del hotel y por qué no declaró el dinero al SAT.
Natalia trabajó como camarista en ese hotel, al igual que su cuñada. Conocen bien las reglas: no se pueden sacar ni meter objetos grandes sin revisión. Hay guardias en entradas y salidas. “Es imposible que alguien haya escondido millones sin ser visto”, señalan con firmeza. El hotel también respalda a sus trabajadoras.
El único video presentado dura 32 segundos. Se ve a Natalia entrar a la habitación por unos minutos, pero no hay pruebas contundentes. “Ella solo preguntó si necesitaban ayuda, como lo permite su turno”, explican. Ninguna cámara muestra que haya tocado una maleta o robado algo. No hay huellas. No hay dinero.
El proceso fue brutalmente rápido. Natalia acudió voluntariamente a declarar, sin ocultar nada. Sin embargo, días después fue arrestada sin aviso, por civiles en un vehículo sin placas. No le mostraron orden de aprehensión hasta que su abogado intervino. Todo el proceso —detención, audiencia y prisión— ocurrió en solo un día.
El juez Oscar Cadena negó la posibilidad de arraigo domiciliario, enviándola a prisión en Piedras Negras con el argumento de “riesgo de fuga”. La familia denuncia que a otra persona sí se le permitió el arraigo, en un caso similar. “Con ella no se hizo justicia, se hizo negocio”, dicen sobre el juez.
Ya en prisión, Natalia ha sufrido amenazas y humillaciones. Le han dicho que “se la llevó la chingada” y que terminará en las Islas Marías si no se declara culpable. Su familia teme por su integridad y ha denunciado restricciones injustificadas en las visitas. “No sabemos qué le están haciendo”, afirman.
La comunidad de la colonia Progreso, donde Natalia creció, la respalda totalmente. “Es una mujer trabajadora, madre de familia, honesta. Metemos las manos al fuego por ella”, dicen vecinos y conocidos. Exigen que el caso se revise en otra instancia, con un juez federal, donde no haya espacio para la corrupción.
La familia pide que el denunciante compruebe la existencia y procedencia del dinero. “Si no hay prueba de que existía, ¿cómo pueden acusarla a ella?”. Exigen además que Natalia pueda enfrentar su proceso en libertad: tiene hijos pequeños que la necesitan, y no hay un solo dato que pruebe su culpabilidad.
El caso de Natalia no es solo una acusación dudosa. Es una alerta sobre lo fácil que es encarcelar a una persona sin pruebas sólidas, con un juez que actúa con rapidez selectiva, y una fiscalía que responde a influencias. Su familia clama justicia. No piden privilegios. Solo verdad, y que la ley se aplique sin venderse.