Era ex obrero AHMSA uno de los fallecidos en accidente en Saltillo
El fallecimiento de Roberto Torres, exobrero de AHMSA, ha conmovido a la comunidad acerera. Su muerte no solo deja un vacío entre sus seres queridos, sino también entre sus antiguos compañeros de trabajo, quienes hoy se enfrentan a la noticia con dolor, recuerdos compartidos y un profundo sentido de hermandad que, pese a la distancia y el tiempo, no se ha roto.
Roberto perdió la vida el pasado fin de semana en un trágico accidente registrado en la carretera Saltillo-Zacatecas, donde además murieron tres personas más. La noticia sacudió a quienes lo conocieron, especialmente a sus excompañeros en la planta Coquizadora, con quienes compartió años de esfuerzo y compañerismo en Altos Hornos de México.
Aunque hasta ahora no se ha confirmado la hora ni el lugar donde será velado, Ervey Valenzuela, también extrabajador y voz activa del movimiento de defensa laboral, expresó que varios excompañeros planean asistir para acompañar a la familia. “No tengo nada de esa información, nada, nada”, reconoció con franqueza, refiriéndose al traslado del cuerpo y los servicios funerarios. Sin embargo, anticipó que una vez se sepa el lugar, es muy probable que los exobreros se hagan presentes. “Es lo más seguro, porque hay compañeros de aquí de Coquizadora que eran muy cercanos, seguro daremos la vuelta”.
La noticia de su fallecimiento toca una fibra sensible entre quienes vivieron junto a Roberto las décadas de bonanza y también los años más oscuros de la industria siderúrgica en Monclova. La historia de Roberto no es única, explicó Valenzuela, sino parte de un patrón que se repite en muchos exobreros desplazados por la crisis: la migración forzada en busca de empleo, la nostalgia del taller abandonado y la lucha por mantener la dignidad ante la pérdida de estabilidad.
“A pesar de que muchos se han ido a otros estados, seguimos en contacto. Nos hablamos, nos apoyamos, y en momentos como este, tratamos de estar ahí”, añadió.
El caso de Roberto se convierte así en símbolo de lo que ha significado la caída de AHMSA para cientos de familias. Más allá de una crisis económica, fue también la ruptura de un tejido social obrero que ahora busca sostenerse con lo único que le queda: la memoria y la solidaridad.
La comunidad de exobreros permanece atenta, esperando el aviso para poder despedir a uno de los suyos. Porque aunque la empresa se ha detenido, la hermandad no ha dejado de caminar.