Flores, silencio y justicia: así despidieron a Manolo Páez en Monclova
Familiares y amigos se despidieron del fotógrafo en medio del dolor, pero también con un llamado firme para que su muerte no quede impune.
Una luz tenue entraba por los vitrales de la capilla San Gabriel, mientras el rostro de Manolo Páez, plasmado en una fotografía al frente del altar, parecía envolver a los presentes con esa misma mirada serena que lo caracterizaba. El silencio lo llenaba todo, roto solo por lágrimas y oraciones.
Entre arreglos de flores blancas y mensajes escritos con amor, familiares y amigos dieron el último adiós a Juan Manuel Pérez Páez, conocido por todos como Manolo. Fotógrafo profesional, amigo incondicional y hombre alegre, su partida dejó un hueco profundo en quienes lo conocieron y compartieron su camino.
“Era un hombre muy fuerte, muy sincero”, dijo su hermana mientras sostenía la mano de su madre, que no soltó en ningún momento. Recordaron su buen humor, su calidez y ese espíritu generoso con el que siempre se preocupó por su familia, especialmente por el bienestar de su mamá.
“Ya está con mi papá”, expresó su hermana Jaqueline, haciendo memoria de aquel padre que falleció hace más de una década. Hoy, Manolo descansa junto a él, dejando una familia rota, pero firme en su amor por él y en su decisión de no permitir que su historia termine sin justicia.
Después de la misa, el cortejo se dirigió al Panteón Sagrado Corazón. Bajo un cielo claro, flores y despedidas acompañaron el último recorrido de Manolo. La tierra recibió su cuerpo, pero su memoria permanecerá viva en cada fotografía, en cada anécdota y en cada persona que lo quiso de verdad.
Entre el dolor, su familia alzó la voz para exigir que se esclarezcan los hechos que rodearon su muerte. “No basta con llorarlo, necesitamos justicia”, dijeron. Monclova lo despidió con amor, pero también con la esperanza de que su nombre no se borre y que su muerte no quede sin verdad.