“La guerra nunca es el camino”: Padre Néstor llama a la oración por la paz desde Monclova
Monclova, Coahuila.– Desde el altar de la parroquia Santiago Apóstol, el padre Néstor Martínez habló con voz firme pero conmovida ante los fieles que lo escuchaban este domingo. Con palabras directas, lamentó el rumbo que ha tomado el mundo: “Vivimos un momento oscuro donde las armas callan la voz de la justicia y la paz”.
Refiriéndose al conflicto armado que desangra a Medio Oriente, el sacerdote advirtió que el uso creciente de la violencia y la ausencia de diálogo están arrasando con la vida y la dignidad de millones de personas. Recordó que la Iglesia Católica, unida al Papa Francisco, ha hecho un llamado urgente a detener esta tragedia antes de que sea demasiado tarde.
“El dolor que hoy atraviesa a Gaza, Irán o Israel no es ajeno para quienes creemos en la dignidad humana”, señaló. “Cuando un niño muere bajo las ruinas, cuando una madre entierra a su hijo sin saber por qué, todos somos parte de ese sufrimiento”.
Durante la homilía, también retomó el mensaje del Papa Francisco, quien pidió al mundo dejar atrás la indiferencia y apostar por la diplomacia. “No necesitamos más discursos vacíos ni amenazas disfrazadas de estrategias. Necesitamos gestos que desarmen, palabras que reconcilien, políticas que construyan paz”, expresó el padre Néstor.
Al final de la misa, invitó a la comunidad a orar por la paz y a no ceder ante la resignación. “No hay conflicto lejano si hay vida humana de por medio”, insistió. Conmovido, pidió tener el valor de mantener la esperanza y el corazón dispuesto para actuar desde la fe. “La guerra siempre será una derrota, incluso para los que creen haber ganado”.
En su reflexión sobre el Evangelio, recordó cómo también Jesús vivió en una época marcada por divisiones. Muchos esperaban de él un líder político, un libertador que derrocara el dominio romano. Pero el Hijo de Dios ofreció algo más profundo: una libertad que nacía del alma.
En medio de un mundo roto, el mensaje del domingo fue claro: resistir a la violencia desde la compasión, orar con fuerza y actuar con fe. Porque el amor —recordó el padre— es lo único capaz de abrir caminos donde la guerra solo ve muros.
