Opinión

Manifestación y piñatas quemadas, una válvula de escape

Mira, seamos directos, que para rimbombancias ya tenemos a los abogados de la quiebra. Aquí en Monclova, la tragedia corporativa de Altos Hornos de México (AHMSA) dejó de ser noticia para convertirse en un chiste muy caro. Un chiste de cinismo, gastos y largas jurídicas.

Lo último que vimos es la visita de cortesía de la financiera UNIFIN. No, no eran los salvadores indios de Metal Steel que la gente quería creer. Eran los inversionistas, los que de verdad tienen el ‘ojo’ puesto en la quiebra. UNIFIN vino a darle una “toma de pulso” al Normalizado de Placa. En otras palabras: vinieron a ver si su maquinaría de 2016 sigue en pie y si su capital todavía respira en medio de este naufragio. ¡Qué conmovedora imagen! Los buitres financieros vigilando la “esperanza vigilada” que ellos mismos ayudaron a comprar. Les preocupa su dinero, no el humo en el cielo de Monclova. Fin del comunicado.

Mientras los financieros hacen sus inventarios de hierro inmóvil, la justicia es una broma pesada. Tenemos a un Tribunal pidiendo al síndico de AHMSA (Víctor Manuel Aguilera) que por favor aclare dónde diablos quedó el dinero de la venta de activos. Acláralo, dice el juez. Como si fuera una duda honesta y no un secreto a voces. Y por si fuera poco, los obreros siguen sin recursos, mientras un ex directivo de compras anda tranquilamente en Eagle Pass. Y a un exdirector hasta lo defiende una afianzadora, Afirme, desafiando la decisión judicial. La ley, aquí, solo sirve para proteger a los que vaciaron la caja.

Y luego están los obreros, la carne de cañón, a quienes solo les queda el desahogo. Los vi quemando piñatas con los rostros de Alonso Ancira, el dueño, del síndico Aguilera y del líder sindical Ismael Leija. Es su válvula de escape, su única forma de señalar a los culpables de esta desgracia. Pero la desesperación es tan grande que permite que los sigan manipulando. Ahí tienen a Juan Ruvalcaba, manteniendo cautivos por años a los “abuelos” del 5% bajo la promesa de que el gobierno federal les va a regalar $80 mil pesos por pura “justicia social”. Y Raymundo Romo insiste con el aumento de pensiones, ignorando que la promesa de AMLO ya no se cumplió. Es la miseria administrada: les quitan el pago, pero les dan la ilusión barata.

Pero no creas que el desastre se limita a la acería. El sistema entero está podrido. Mira la educación. Ayer, en San Pedro, a un niño de seis años, Anuel, le cayó la techumbre de la escuela encima y murió. Literalmente se cayó a pedazos. El secretario de Educación, el tal Emmanuel Garza, a quien llaman “moñeñeque”, solo mandó sus condolencias. ¿Investigación? ¿Revisión a fondo de los planteles? No, por supuesto que no. Este sujeto es el mismo que anda diciendo mentiras sobre los $16 millones de pesos para emergencias en las escuelas. Deberíamos recordarle que aquí, en Monclova, el jardín de niños Reyes Eroles está sin clases justamente por el tema de la techumbre.

Mientras el sector obrero está en llamas y la educación es un riesgo de muerte, los responsables solo se dedican a las largas jurídicas o a decir mentiras. Así vivimos: entre piñatas quemadas y techos que se caen. ¿Qué más esperan? No me sorprendería que UNIFIN intente financiar la próxima piñata. Es un negocio, después de todo.

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