Opinión

Quieren bajar costo de subasta

¡Qué semana llevamos! Mis queridos lectores, si creían que el teatro de lo absurdo había cerrado sus puertas, es porque no han mirado hacia la Región Centro de Coahuila. Aquí, la realidad supera a la sátira, y lo que vemos es una trilogía de la decadencia, donde la responsabilidad se esfuma y la impunidad se ampara.

Comencemos por el elefante blanco, o más bien, el mastodonte oxidado que nos tiene a todos en vilo: AHMSA.

El Gran Remate de la Impunidad Corporativa

Me río (para no llorar) cuando leo que, tras años de caos, deudas y promesas rotas, ahora un representante legal de Altos Hornos de México (AHMSA) tiene la audacia de pedirle a la jueza que, por favor, reduzca el costo inicial de la subasta. El monto inicial es de $1126 millones de dólares (el 85% del avalúo), pero aparentemente, eso es demasiado. ¿La gran razón? Quieren evitar que los activos queden sin comprador, el famoso “bombero” en el argot judicial.

¡Vaya estrategia! Es como si el ladrón, ya atrapado con el botín, pidiera un descuento por la mercancía para que sea más fácil venderla.

Dicen que un precio más bajo “facilitaría la venta”. Lo que no dicen tan claro es que, si esa reducción se concreta, será una afectación directa a todos los acreedores. Aunque los exobreros (acreedores preferentes) se vean menos perjudicados, a los grandes acreedores les tocará menos lana. Habrá muchos que no alcanzarán a recuperar lo perdido. Así, señoras y señores, es como se “administra” una quiebra: asegurándose de que el negocio se cierre, sin importar si los que esperaban justicia recuperan algo significativo. Nos mantienen entretenidos con rumores desmentidos de que la venta está detenida, mientras la verdadera estrategia es devaluar lo que queda para el gran remate.

La Educación Bajo la Tiranía del Amparo

Y mientras las cúpulas empresariales pelean por rematar la chatarra, la moralidad se remata en las aulas.

Ahora saltemos a la Secundaria General N° 35 en Monclova, donde presenciamos el nacimiento de una nueva especie: el alumno protegido por la ley ante la grosería. Resulta que un estudiante de tercer grado, involucrado en una agresión verbal contra uno de sus maestros hace un mes, ha presentado un amparo para evitar su posible expulsión.

¡Bendita sea la flexibilidad legal! El chico es un genio, si no para los estudios, sí para evadir consecuencias.

El titular de Servicios Educativos, Abraham González, confirma la existencia de este recurso legal, pero asegura que siguen el protocolo. Mientras tanto, la comunidad magisterial ya se manifestó, instalando mantas y exigiendo el respeto a su labor. ¿Su preocupación? Que la figura del amparo, al proteger el derecho inalienable del menor a la educación, sea interpretada como una minimización de la agresión.

Yo lo entiendo perfectamente: ¿Cómo vamos a mantener la disciplina si cualquier falta de respeto puede ser frenada por un abogado? Se está sentando un precedente peligroso: el derecho a la educación ahora parece incluir el derecho a insultar a quien te enseña sin que haya sanción robusta. Al final, este debate complejo —disciplina versus derechos— lo único que logra es demostrar que en México, si tienes un buen recurso legal, puedes decirle adiós a la ética y hola a la impunidad.

La Desesperación Inmobiliaria: Regalar Créditos y Esperar un Milagro

Finalmente, cerremos con la dosis de optimismo forzado que nos regala el Infonavit.

Para “alentar” y dinamizar el mercado hipotecario, han decidido que era demasiado pedir que la gente tuviera estabilidad. ¡Adiós a los 1180 puntos de rigor!. Ahora, con aproximadamente 1000 puntos, ya puedes acceder a un crédito. Además, parece que la antigüedad laboral necesaria podría reducirse a 6 meses.

Menos exigencia, más acceso, ¿crédito más rápido?. ¡Brillante! O, como diría yo, la receta perfecta para cocinar una cartera vencida gigantesca.

El licenciado Felipe González, de la AMPI, acepta que es positivo para “alentarlo”, pero no puede evitar la preocupación por el riesgo de impagos. Claro, nos dicen que el Infonavit tiene una “tecnología de primer mundo” para monitorear esto y que ajustarán las reglas si ven que la cartera crece. ¿En serio? ¿Vamos a depender de una tecnología mágica para regular lo que debería ser sentido común financiero? Es como si el instituto dijera: “Tomemos un riesgo calculado, y si la gente deja de pagar, ¡ya pondremos más requisitos después!”

El tiro de gracia viene cuando González hace un llamado crucial: “hay que concientizar a las personas que son créditos que se tienen que pagar“. La AMPI tiene que recordarle al trabajador que la deuda es una deuda. Este es el nivel de desesperación. Están flexibilizando las reglas hasta que sea casi imposible no caer, mientras nos recuerdan, como si fuera una novedad, que el fondo de vivienda es el ahorro colectivo de los trabajadores.

En resumen, tenemos a la gran empresa pidiendo caridad en su remate, al estudiante agresor evadiendo la escuela por orden judicial, y a la institución financiera bajando sus estándares para mover la aguja económica, arriesgando el dinero de todos. Es el Octubre de 2025 y la única cosa que se mantiene firme en nuestro sistema es la certeza de que la responsabilidad es siempre opcional.

Así las cosas. Yo ya me amparé de la incredulidad.

Comparte en
Verified by MonsterInsights