“Tenía al diablo en su casa”: madre de Daniela rompe el silencio entre llanto y dolor
20 junio, 2025 – 09:37 a.m.
Monclova, Coahuila.– El silencio de una madre duele, pero el grito de una que ha perdido a su hija por feminicidio estremece el alma. “Tenía al diablo metido en su casa”, pronunció entre lágrimas la madre de Daniela Maldonado, la joven de 32 años que fue asesinada brutalmente por su pareja, Gilberto, con quien compartió más de 13 años de vida en unión libre.
En la funeraria La Paz, donde familiares y amigos velaban el cuerpo de Daniela, su madre compartió una confesión desgarradora que hasta ahora había guardado para sí. Afligida, con la voz quebrada , narró lo que su intuición maternal le gritaba desde hace tiempo: que su hija vivía junto a alguien con una oscuridad que no alcanzaba a entender, pero que la hacía temer por ella en silencio.
“Mi hija nunca se quejó, nunca nos dijo si algo malo le pasaba… pero yo siempre supe, en mi corazón, que algo no estaba bien con ese muchacho”, dijo. Y añadió que desde hacía tiempo notaba en él una energía pesada, una forma de pensar sombría. “Tenía un Facebook donde se burlaba de Dios, hacía publicaciones ofensivas. Yo soy creyente, y sé que nadie se burla de Dios impunemente. Lo que no imaginé es que mi hija terminaría pagando”.
Daniela había estado con Gilberto desde la secundaria. Fue su único compañero sentimental, el padre de su hija, y aunque sus seres queridos le mostraban su respaldo incondicional, ella nunca rompió el silencio. “Siento que ella también se acostumbró a la oscuridad, que creyó que vivir así era normal… y no lo era”, lamentó su madre.
El dolor se profundiza al hablar de la pequeña hija que Daniela tuvo con Gilberto. “No la he visto. Es mi nieta, lo único que me queda de mi hija, pero no he podido abrazarla. No sé cómo está, no sé con quién está”.
A pesar del horror que ha vivido, la madre de Daniela dice no guardar rencor contra los padres del agresor. “Esto no fue culpa de ellos. Nosotros ya hablamos. Yo siempre se lo dije a mi hija: ese muchacho no le traía nada bueno. Pero ella eligió quedarse… y ahora ya no está”.
La historia de Daniela se suma a una lista dolorosa de mujeres que mueren en silencio, atrapadas en relaciones donde el miedo y el amor se confunden hasta que es demasiado tarde. Hoy, Monclova llora a una hija, una madre, una mujer que merecía vivir.