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Tratadora de aguas negras “consume” 4 mdp al mes

La Planta Tratadora de Aguas Residuales (PTAR) de Monclova tiene un costo operativo de más de 4 millones de pesos. Los gastos, que incluyen diésel, insumos y pago de nómina, son compartidos por el Ayuntamiento local y el Sistema Intermunicipal de Aguas y Saneamiento (Simas). Sin embargo, la planta no vende el agua tratada a las industrias.

Mario Alberto Dávila Delgado, presidente municipal, señaló que la PTAR sigue enfrentando complicaciones debido a que está concesionada a Altos Hornos de México. La siderúrgica tiene una considerable deuda con la Comisión Federal de Electricidad (CFE), lo que impide que se obtenga un nuevo contrato de energía eléctrica para la planta.

La CFE se niega a aceptar solo el pago de la PTAR y exige el pago total de la deuda de Altos Hornos y sus filiales. Debido a esto, la planta opera actualmente con energía generada por diésel, lo que reduce su capacidad al 50 o 60 por ciento, según explicó Dávila Delgado.

Antes de la suspensión de actividades de Altos Hornos, la siderúrgica compraba el agua tratada para uso industrial. Sin embargo, con la detención de sus operaciones, la comercialización de este producto se ha detenido. Además, no existe infraestructura para vender el agua tratada a otras industrias de Monclova.

La falta de tuberías para distribuir el agua tratada a otras empresas limita su uso. Aunque se contara con la red necesaria, la demanda de agua para uso industrial sería mucho menor que la de Altos Hornos. Actualmente, el agua tratada se vierte en el río Monclova, donde es utilizada gratuitamente por agricultores locales.

Los pequeños productores y agricultores del norte de la ciudad emplean el agua tratada para regar cultivos de sorgo y otros forrajes destinados a la alimentación de ganado. Los procesos legales para desvincular la deuda de la PTAR de la de Altos Hornos están paralizados debido a la suspensión de actividades en los tribunales federales.

Dávila Delgado advirtió que si la situación no se resuelve, dejará la PTAR funcionando en las mismas condiciones actuales al término de su administración: operando con diésel y al 50 o 60 por ciento de su capacidad. La incertidumbre sobre el futuro de la planta persiste, afectando su operatividad y su potencial económico.

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