Un mural que llora por AHMSA y su gente
Suckre convierte una pared en el dedesperado grito de los obreros acereros
En una pared olvidada del Deportivo AHMSA, Iván “Suckre” dejó mucho más que pintura: dejó un grito contenido. Un casco azul, un cráneo gris y la planta acerera ardiendo en tonos rojos y naranjas, sobre un cielo sombrío, narran la herida abierta que Monclova no logra cerrar.
“Di mi vida a la empresa y ni mi terminación miré”, escribió al pie de su obra. No es un adorno callejero, es un testamento visual de la traición sentida por quienes dedicaron décadas a Altos Hornos de México y quedaron en el olvido cuando la maquinaria se detuvo.
El mural no nació de la casualidad. El Deportivo AHMSA, hoy corroído por el óxido y cubierto de maleza, fue un santuario obrero. Allí, Suckre pintó durante cinco horas en silencio, imaginando risas pasadas y familias enteras disfrutando de un espacio que ahora es pura memoria.
Aunque lleva dos décadas perfeccionando el aerosol, rara vez aborda temas sociales. Esta vez, asegura, no podía callar. “Los obreros no tienen forma de decir lo que sienten; nosotros, como artistas, debemos expresarlo”. En sus trazos hay rabia, nostalgia y un adiós que pesa más que la pintura.
Suckre, quien antes trabajó dentro de AHMSA, ha intervenido otros rincones de Monclova con obras virales como el “Lobo de Merco Quemado”. Sin embargo, confiesa que este mural es distinto: es el cierre de un ciclo, un adiós simbólico antes de marcharse, dejando su corazón plasmado en un muro.