A los obreros solo les queda esperar: Julián Torres habla sobre AHMSA
“Ya nada más nos queda esperar”, dice Julián Torres, con resignación en la voz. El proceso de reactivación de AHMSA sigue en pausa, y aunque hay señales de movimiento, los trabajadores viven al día, con la esperanza como único sustento mientras no hay acuerdos ni fechas concretas.
Torres detalla que recientemente acudieron a Saltillo, donde se entrevistaron con el síndico y recorrieron la planta. El objetivo: verificar el estado de los equipos y saber si realmente hay una intención de reactivarla. “Gracias a ustedes tuvimos esa información”, dice, recordando lo vivido la semana pasada.

Durante el recorrido, los acompañó el ingeniero Homero Pérez, superintendente de operaciones. “Fuimos principalmente a las laminadoras en frío, donde decían que se estaban saqueando los equipos”, relata. Pero lo que encontraron fue otra cosa: todo está detenido, sí, pero en orden y aún conectado.
“Nos dijo el ingeniero que los equipos están en condiciones de trabajar. Solo necesitan mantenimiento correctivo. No es posible que se vendan como chatarra”, advierte Torres. A excepción de la conquistadora, que requeriría una renovación total, todo lo demás está funcional si se invierte en su rehabilitación.
Sí ha habido vandalismo, reconoce. Robos menores: cableado, tuberías, cosas no muy pesadas. Pero la maquinaria, asegura, no ha sido afectada de gravedad. “Lo poco que vimos y lo que nos explicaron, nos da esperanza. No todo está perdido”, añade con un atisbo de optimismo.
Sobre los gastos que implica mantener el proceso legal, el síndico les dijo que se están destinando cerca de 30 millones de pesos al mes. La ley marca plazos y el proceso sigue avanzando. “Ya lo más difícil pasó, o al menos eso queremos creer”, dice Julián, esperanzado.
“Cada día que pasa estamos más cerca”, insiste. Aunque admite que llevan años esperando, hoy siente que septiembre u octubre podrían marcar un punto de quiebre. Pero eso solo será posible si se concreta la venta de la empresa, tal como lo anticipó el síndico.
Sobre posibles compradores, el panorama parece alentador. “Nos dijo que sí hay empresas interesadas, aunque no dio nombres. La intención es vender la unidad completa”, señala. Por ahora, todo se reduce a una sola palabra: esperar. Esperar y resistir.